Ahá, te lo advertí mi pequeño insaciable. [̲̅=̲̅̅]

martes, 29 de diciembre de 2009



Todos los días subía y bajaba en el ascensor de mi piso un millon de veces, nunca había nada estraño, se abrían las puertas, entraba, marcaba el número seis, las puertas se volvían a abrir y salía, todos los días igual. Un día lo llamé, no daba subido y pensé que estaba estropeado, cuando llegó, las puertas tardaron en abrirse, al subirme las puertas se cerraron de golpe, una amiga de la que yo llevaba muchos años enamorado se subío en el quinto piso,las puertar volvieron a tardar en abrirse. En ese momento empecé a asustarme un poco, la verdad. Ella se subió y me saludó, las puertas se cerraron muy fuerte y el ascensor comenzó a bajar muy rápido, en el cuarto piso se paró, notamos como si las cuerdas se rompiesen y no hacíamos más que bajar y bajar, yo pensé que en ese momento  ibamos a morir pero aquello no tenía fin. Las puertas se abrieron denuevo , una luz brillante nos cegó y mareados salimos del ascensor, no conocíamos ese sitio, tenía muchisimos colores, las paredes estaban pintadas cada una de un color  diferente y al fondo una puerta abierta, entramos allí y era como un nuevo mundo,ahora aquello era nuestro secreto, cada tarde ella y yo bajabamos allí y nos pasabamos la tarde jugando en nuestro nuevo y colorido mundo.
                                                                                                                   Raquel Otero.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Primer toque, pii.
segundo toque, pii.
tercer toque, pii.
cuarto toque, pii.
(contestador) "deje su mensaje despues de la señal, piiiii."
-A las nueve en la playa.

Una fría brisa envolvía mi cuerpo, probocandome a su vez un fuerte temblor.Las olas chocaban incansablemente contra las rocas. La arena estaba húmeda y la playa totalmente solitaria. Miraba una y otra vez al reloj, faltaba un quarto de hora para las nueve. Unicamente pensaba si ella abria escuchado mi mensaje, o si en cierto modo no quería acudir a nuestro encuentro. Solo faltaban dos minutos para las nueve, pero el tiempo corria a camara lenta.
Divisé una sombra a lo lejos, que poco a poco se iba acercando hasta poder deducir que era la silueta de una mujer, podía ser ella. Me sobresalté cuando frente a mi estaba, no me dejó hablar.
-No me esperes más querido.
Tras estas plabras, su bella silueta se desvaneció.     
                                                                                                                Raquel Otero.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Tú me la has cambiado.


Me encanta escuchale decir, "pensé que ibas a cambiar mi tranquila vida, y que tendría que dejarte ya que me agobiaría.. ahora sé que me la has cambiado, pero con varias escepciones en cuanto a lo que pensaba.. no estoy agobiado y no puedo separarme de ti, cuando te vas o me voy, me dan ganas de correr detrás tuya o en el otro caso regresar a donde estás.          Te quiero."
                                                                                                            Raquel Otero.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Ahí es.


Precisamente fué ahí donde te vi casualmente por primera vez, fué ahí donde te conocí y donde por primera vez me enamoré. Ahora es ahí donde la maldita verguenza me lo impide todo. Una mirada valdrá más que mil palabras...



                                                                                     Raquel Otero.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Welcome, my love.


Has venido de la noche a la mañana sin apenas decirme nada, sin explicarme tu ausencia durante tanto tiempo. Ahora pretendes que te perdone, que olvide todo lo sucedido, sabes perfectamente que te quiero y siempre te quise, tendré que mentirte aunque lo veo casi imposible,  tu siempre has sabido si mentía o no, me conoces demasiado y tambien sabes que tu has sido una droga para mi, siempre, incluso cuando no te tenía.
Ese tiempo fué inolvidable, pero ahora tengo que recapacitar, pensar si estaré mejor contigo o sin ti, aunque crea que eres lo peor para mi, no soy capaz de decirlo, no soy capaz ya que te quiero con locura y quiero estar contigo siempre, cuando me separo de ti siento que me falta algo, que una parte de mi no está conmigo y esa parte eres tu.  No, Si.                                                         Raquel Otero.


viernes, 11 de diciembre de 2009

Dos ríos que se juntan en su destino.

Semidesnuda se arrastraba sobre una gran tela negra, miedo me daban aquellas lágrimas, yo, junto a la ventana espectante, todo lo miraba y sin perderla de vista asumía que a ella algo grave le pasaba. Su pelo parecía revuelto, creía ver caer una gotas líquidas de sus ojos, su rostro estaba palido y en cuanto a la ropa apenas tenía y lo poco lo tenía roto. Lleno de asombro y pasmado junto a la ventana observaba aquella escena como si de una pelicula se tratara. Depronto parecía estar nerviosa, el cuerpo le temblaba y gritaba, la boca la tenía abierta y de sus ojos ya no solo bajaban gotas, aquello parecían ríos con mucho cauce, alguien la agarró del pié y se la llevó, yo, como un loco, me arrimé al borde de la ventana, pero apensa conseguí ver nada, alguien se la llevaba, ella se resistió un breve tiempo y depronto se inmovilizó, una raya roja se delizaba consiguiendo  fundirse con la hermosa tela negra y apenas se miraba, ella allí quieta, tirada y desamparada se quedó.                                                                             Raquel otero.

        

domingo, 6 de diciembre de 2009

Recuerdos mal llevados.


Al sumergirme, la vida se me pasó por delante. No pude contenerme y salí a la superficie, respiré muy deprisa, estaba alterada y el corazón me latía a la velocidad de la luz. Transcurridos unos minutos consegui relajarme un poco y lo intenté denuvo, una sensación fría recorrió mi rostro, el agua parecía unas grandes manos que me agarraban impidiendome flotar y el poco aire que había en mis pulmones hacía lo posible por inspirar, cada vez me ahogaba más y más... denuevo imagenes y recuerdos flotaban a mi alrededor. Al abrir los ojos solo veía recuerdos, unos recuerdos que me hacía recapacitar y pensar si debía hacer lo posible por luchar o dejarme llevar, así sin más.
                                                                              Raquel Otero.